viernes, 2 de abril de 2010

Por escribir...


Los tiempos parecen diferentes para mí, y como con cualquier cambio, vienen pensamientos que lo obligan a uno mismo a moverse el piso, a preguntarse cosas y a descubrir otras cuantas. Generalmente no me gusta escribir sobre mí mismo, menos publicarlas en el blog, pero creo que parte del crecimiento de un escritor (al menos el que quiero ser), es ser sincero con el papel, y es lo que intentare mostrar acá, mostrar quién soy, qué creo, y detalles que no creo importen al que lea esto, pero que igual me tomare la molestia de escribir.

Aquí empezare por escribir simples divagaciones, cosas sin sentido que descubrí hace poco, solo por escribir, por alimentar mi ego un poco más, que eso nunca sobra:

Lastimosamente descubrí que creo en dios, con minúscula, sin religión ni convicción, como un sentimiento, y no como una figura todopoderosa que dicta si lloverá hoy, o que mañana Santos será presidente; algo que impulsa a hacer algo, un rol de ética, lanzarle plegarias es tan estúpido como orar al amor, o a Santos, tal vez.

No sueño más con cambiar el mundo, ese idealismo poco me duró, y cuando se fue tampoco lo lamente, prefiero ahora soñar con simplemente intentar cambiarlo hasta más no poder, con la certeza de que las masas seguirán siendo ciegas, los arboles verdes y los duendes seguirán asaltándome cada noche.

¿Del amor y la amistad? Tengo mis dudas, los sentimientos aparecen, pero ahí veces son simples términos que amarran en vez de satisfacer, obligando a cumplir ciertos procedimientos que no son de mí agrado. Prefiero creer en los lazos, los afectos, los deseos, el sexo, la confianza, la dependencia, unas cuantas cervezas y una buena conversación; todo esto puede durar toda la vida, o unos cuantos segundos, pero no dejo que unas palabras determinen su duración.

No creo en el olvido, mejor en la mentira, a los otros y a uno mismo, que lo convencen que las cosas pasan, aunque nunca lo hagan, y simplemente con el paso del tiempo aprendemos a engañarnos mejor.

Ni en mis más remotos sueños, he podido confiar en la bondad política; más bien en los intereses personales, que algunas raras veces coinciden con los de la mayoría, otras veces no, y en ocasiones benefician a los ricos dándoles tierras para “cobijar al pobre” (coff coff A.I.S. coff coff). Dulces coincidencias, que suceden una vez cada demasiado tiempo, la mayoría en libros, películas y otros productos de la fantasía humana.

Definitivamente, muchas cosas han cambiado, y con este pequeño escrito lleno de cosas personales, demasiado personales como para publicarlo en la web (igual lo haré, lo sé) empiezo una meta, de escribir cada semana una o dos cosas para este blog, porque para ser lo que quiero ser, debo confirmar que tengo algo que decir, y aprender a decirlo cada vez mejor.

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